Y Riquelme espera sentado



Por JONATAN WETZEL


Al mismo tiempo que Julio Falcioni declara en Colombia que Juan Román Riquelme tiene las puertas abiertas en el plantel que él conduce, no hay que ser íntimo amigo del entrenador para imaginar que  sabe tanto que eso no va a suceder como que si le preguntaran, JCF preferiría que el enganche firmara incluso con River, con tal de que juegue y no quede esperando.

Sucede que con el cierre del libro de pases en Brasil, país que mostró mayor interés en contratarlo, y conforme pasa el tiempo, los equipos van armandose y merma el esfuerzo de Rosario Central, Tigre y Argentinos por enriquecer su plantel con el enlace. En consecuencia, virtualmente Riquelme sigue siendo jugador de Boca y espera sentado, como si estuviera en el banco.

Por si hay algún desprevenido, contextualicemos la situación de Falcioni. Con el triunfo de Corinthians consumado, detonó la bomba había sido activada 24 horas antes. Román confirmaba que se iba del club, dando como único argumento que se sentía "vacío". Todo esto un día después que el presidente ratificara, pese a cualquier resultado, la continuidad del director técnico.

La respuesta del público no se hizo esperar.Un banderazo en todo el país repudiando a Daniel Angelici y Falcioni.

En resumen, Boca perdió en 20 días sus dos objetivos principales: el campeonato y la Copa Libertadores (dejando una muy mala imágen en la final) y se quedó sin su máximo ídolo.

Si bien nadie discute la capacidad futbolística de Riquelme, todo esto genera una duda: ¿es tan villano uno y tan santo el otro?  No pareciera.




Ambos forjaron una relación que no fue buena desde el primer día: Al entrenador lo trajo Jorge Ameal hace 18 meses. Boca necesitaba sumar puntos para no sufrir el acecho del descenso la siguiente temporada, como venía haciéndolo River, que finalmente descendió.

Ese verano, el enganche estaba lesionado y con un 4-4-2 arrasaba en la temporada estival. Entonces, aparecieron las primeras diferencias. Al jugador no le gustaba la forma de ver el futbol del DT y sus ejercicios tácticos, y a Falcioni le aperecía el equipo sin Román.

Entonces el choque previo ante All Boys: Riquelme para los suplentes en la práctica, movil televisivo bomba, el 10 afuera y la Bombonera envuelta en llamas tras el 0-0, que generó la vuelta del 10. Falcioni, a fuerza de varios empates, ese semestre sumó puntos pero la campaña no fue buena.Pero no paró de hablar bien de Palermo, el eterno némesis.

Al siguiente campeonato, se supo "negociar":  Riquelme fue capitán, Boca salió campeón, el volante se lesionó y se ausentó varios partidos y fin de año redondo.

Pero la alegría duró poco. En el primer partido de la Libertadores frente a Zamora, Falcioni le reprochó a Cvitanich desobedecer una orden suya por culpa del capitán y el vestuario explotó, porque el culpable había
sido Walter Erviti, quien lo reconoció. El DT renunció y se arrepintió, pero el plantel ya estaba del lado del mediocampista.

Los resultados trajeron calma hasta el mencionado partido en Brasil. Y hasta se dice que el técnico habría dicho "me voy yo, pero que se quede Riquelme".

No sucedió, así como tampoco el club que se lleve a JRR. Si a eso se suma que, salvo el tibio "Boca es más grande que un jugador" de Angelici, ningún dirigente ni jugador respalda mediaticamente la salida del 10, sino todo lo contrario.

Mientras, el 10 lo aprovecha. No resigna la deuda ni tiene ganas de pagar la rescisión de su contrato, y se aprovecha del costo político que generaría el cruce mediático. Por ahora, es un virtual suplente que no entrena con el plantel.

Dicen que la venganza es un plato que se come frío.  Y Riquelme espera sentado.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Vistas de página en total

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More