River ganó 2 a 1 en la Bombonera con goles de Lanzini y Funes Moris
luego de 10 años en esa cancha. Con este resultado se coló a un punto de la cima de la tabla y se ilusiona con el campeonato
El tiempo se detuvo por poco más de noventa minutos cerca de la rivera. Hacia allí fue el equipo de Nuñez buscando el triunfo negado por diez años. "Que veinte años no es nada" dice el tango "Volver"; pero para River, una década, era demasiado. Tenía que ser con Ramón, tenia que ser con Cavenaghi.
Como un paciente que asiste semanalmente a un psicólogo para animarse a vivir, River dio un paso significativo. Más allá del rival, del contexto y del trascendental encuentro, el equipo superó un escollo mental. Ese que no lo dejaba pensar ni moverse con naturalidad: el dolor de sufrir un gol.
Cuando parecía que un tiro libre, ejecutado por él, volvía a ser esa crisis que les hacía preguntarse ¿ahora que hacemos?, la tranquilidad y el convencimiento fueron las claves para el anhelo. Cristian Ledesma, el cinco de 35 años, se transformó en el centro de un embudo. Le brindó precisión, orden y libertad a Manuel Lanzini. La desesperación quedó en el pasado, creer fue la solución. Mantuvo la idea de mover la pelota con rapidez, triangular con los laterales y avanzar; juntar los volantes externos y avanzar, para luego habilitar a uno de los delanteros; así llegó el primero del partido.
Sin embargo este domingo no importaba cómo se jugaba; el equipo tenía que ganar. Necesitaba un empujón psicológico para entender que un gol no es más que esas tres letras y que hay partido después de eso.
Para conseguir este estado de satisfacción los nombres propios tenían que estar presentes. Ramón Díaz, el gran técnico "millonario" que ganó todo, cuestionados por muchos, meno por quienes a él le importa, está ahí, al costado de la cancha bancando a sus dirigidos y ante todo la banda roja. A muchos hinchas le vendrá a la memoria ese Boca 0 River 3 del Clausura 2002. Pero también dentro del rectángulo estuvo Fernando Cavenaghi, aquel que volvió a la Bombonera después diez años. Y más especial fue para él ya que en el Clausura 2004 él fue el autor del gol con el que River ganó aquella tarde.
No solo son once jugadores detrás de la pelota. Son once cabezas que piensan distinto y tienen otras maneras de buscar lo mejor para el conjunto; pero en este cotejo la solidaridad fue una cualidad encontrada a la que debe aferrarse para conseguir el objetivo.
Por Fermín Meda @ferto89
PxR-2014
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