Borrón y cuenta nueva

Por JULIÁN ALLEGRETTI




Un clásico nunca se debe perder. Jamás. Menos de local. Se sabe, para los hinchas no es un partido más, sino un campeonato aparte. Para los jugadores y cuerpo técnico puede ser una levantada contundente o un golpe anímico devastador. A ningún fanático le daría lo mismo un partido de semejante índole. Por eso, la derrota de Boca frente a River cuesta digerir. 
Como expresó Bianchi luego del partido, este super se dio a la inversa que el del año pasado en el Monumental. El equipo que mayor cantidad de llegadas tuvo, que quizás más propuso, se fue con las manos vacías. El conjunto local mereció la victoria, pero con merecer no alcanza. El Xeneize fue preso de algo que su DT viene manifestando hace mucho tiempo y preocupa: la falta de contundencia, la poca efectividad. 
River planteó un partido inteligente, bloqueando la salida de Gago y presionando en la mitad de la cancha. Boca, lejos de esa presión que ejercía su rival, dejó jugar al creador de juego en el conjunto millonario y así, Ledesma pudo concretar una gran actuación. 
Luego del gol de Lanzini, el equipo de Bianchi comenzó a ir con mayor convicción. Así fue que Mercado cometió una falta al burrito Martinez en la puerta del área. En el momento indicado, el histórico número diez que viste la camiseta azul y oro y que había jugado su mejor partido en el año, puso su sello. Le dio con la cara interna de su pie derecho para colgarla en el ángulo de un Barovero que solo pudo acompañar la pelota con la mirada, que ni siquiera quiso salir en la foto de semejante tiro libre tan bien ejecutado por Riquelme. Ahí, con una Bombonera que explotaba, solo parecían posibles dos resultados, un empate o victoria del local. Pero nada de eso sucedió. 
River aguantó la embestida e intercambió golpe por golpe y así, en una jugada dudosa, de una esquina vino el centro, una mala salida del arquero Xeneize y la cabeza de Ramiro Funes Mori junto con la desilusión de alrededor de cincuenta mil almas presentes.
Que en el primer gol Teo estaba en off-side, es cierto, que en el segundo no era tiro de esquina, es cierto también y, que luego del córner Orión tuvo un grosero error, no hay dudas. Las equivocaciones de Pitana y su asistente terminaron siendo claves (con posterior ayuda de errores defensivos) en el resultado del partido.
Boca no se puede quedar con los errores arbitrales, tiene que apuntar a su falta de contundencia y a mejorar en el juego. No debe caer en el bajón anímico de perder ante el rival de toda la vida y levantar cabeza ya, hacer borrón y cuenta nueva. Está a tiempo, el margen de error es cada vez menor. Tanto Bianchi como los jugadores saben que jugando de esta manera, serán más los partidos que ganen que los que pierdan. Porque en un torneo tan parejo, el ganar dos o tres partidos seguidos te meten en la pelea.



PxR - 2014

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